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Tener una Discapacidad

Reflexiones sobre la discapacidad

El pasado 3 de diciembre se conmemoró el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, una fecha que invita a la reflexión sobre cómo vivimos y promovemos la inclusión en nuestra sociedad. Como psicóloga y sexóloga, este tema me toca profundamente, no solo en mi ámbito profesional, sino también en mi forma de ver el mundo. Hoy quiero compartir con vosotr@s algunas ideas clave sobre este día y la importancia de abrazar la diversidad desde una perspectiva psicológica y humana.

¿Qué entendemos por discapacidad?

Muchas veces confundimos el término ser discapacitado con tener una discapacidad. Es esencial recalcar esta diferencia. Una discapacidad es una condición física, sensorial, intelectual o mental que puede generar desafíos en la inclusión social, pero no define a una persona. Tener una discapacidad no limita el potencial ni invalida las capacidades únicas que cada uno de nosotros puede aportar. Prefiero hablar de capacidades diferentes, un enfoque que nos ayuda a centrarnos en lo que una persona puede hacer, en lugar de lo que no puede.

Cambiar la narrativa: destacar lo positivo

En mi experiencia profesional, especialmente trabajando en aulas TEA (Trastorno del Espectro Autista), he visto cómo un enfoque positivo e inclusivo puede transformar vidas. Por ejemplo, un alumno con autismo puede enfrentarse a retos en habilidades sociales, pero al mismo tiempo puede poseer una destreza artística o tecnológica extraordinaria. Reconocer y potenciar estas habilidades no solo beneficia a la persona, sino que enriquece a la comunidad.

La inclusión comienza con la empatía

Trabajar con jóvenes con discapacidad me ha enseñado que la inclusión no solo es un derecho, sino una oportunidad para tod@s. Vivir en un entorno inclusivo fomenta la empatía, el respeto y la valoración de la diversidad. Por ejemplo, mis estudiantes suelen desarrollar proyectos que resaltan sus habilidades individuales, ya sea creando maquetas detalladas de aviones o mostrando habilidades tecnológicas que yo misma admiro profundamente.

La clave está en adaptar el entorno y las estrategias educativas. En el aula TEA donde trabajo, anticipamos cambios en la rutina y reducimos estímulos como el ruido, que pueden ser disruptivos para ell@s. Esto permite a cada estudiante avanzar en su desarrollo y afrontar los desafíos con mayor confianza.

Un aprendizaje para toda la sociedad

La inclusión no solo beneficia a las personas con discapacidad, sino también al resto de la sociedad. Promueve una convivencia basada en el respeto y la colaboración. Cada vez que abrimos espacio para la diversidad, damos un paso hacia una sociedad más justa, compasiva y rica en perspectivas.

Como reflexión final, la diversidad es lo que nos enriquece como humanidad. Cada persona, con sus particularidades, tiene algo valioso que aportar. Este Día Internacional de las Personas con Discapacidad, invito a tod@s a valorar no solo las diferencias, sino también las capacidades únicas que hacen de cada individuo una pieza indispensable en el gran rompecabezas de la sociedad.

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