Cómo afecta, señales y cómo ayudar
Como psicóloga y sexóloga, cada año en este día reflexiono sobre un tema que, tristemente, sigue vigente: la violencia de género. Una realidad que afecta a mujeres y niñas en todos los rincones del mundo.
La violencia de género no siempre es visible. Muchas veces, no se manifiesta con golpes, sino con manipulación emocional, control financiero, amenazas o aislamiento. Estas formas de agresión suelen ser tan devastadoras como las físicas, erosionando poco a poco la autoestima y la autonomía de las víctimas.
Lo importante es entender que esta violencia no surge de una simple discusión o desacuerdo de pareja. Se trata de un problema estructural, profundamente arraigado en nuestra sociedad, donde la intención es ejercer control y sometimiento basado en la desigualdad de género.
Distinguir lo que es y lo que no es violencia de género
No toda discusión en una relación implica violencia de género. Por ejemplo, desacuerdos sobre decisiones importantes, como mudarse o dividir responsabilidades, no constituyen violencia siempre que se aborden con respeto mutuo. Pero cuando se cruzan límites con humillaciones, imposiciones o falta de respeto, el escenario cambia.
El signo más claro de violencia de género es la intención de someter, controlar y dañar a la otra persona. Esta dinámica puede manifestarse en todas las esferas: desde el hogar hasta las relaciones laborales o digitales.
Identificar señales y actuar
Reconocer las señales es fundamental para brindar apoyo. Cambios en el comportamiento, tristeza, aislamiento, nerviosismo excesivo, ausencias laborales frecuentes, o cambios en la apariencia física pueden ser indicios de que alguien está sufriendo.
¿Qué podemos hacer? Escuchar sin juzgar, ofrecer apoyo emocional y proporcionar información sobre recursos de ayuda son pasos cruciales. Recordemos que presionar o confrontar al agresor puede ser peligroso para tod@s.
Derribemos los mitos
Todavía persisten falsos mitos que minimizan este problema:
- “La violencia de género solo ocurre en familias desestructuradas”: No, afecta a todas las clases sociales, culturas y niveles educativos.
- “Si no lo deja, es porque le gusta vivir así”: Las barreras para salir son múltiples: miedo, dependencia emocional, económica o la falta de una red de apoyo segura.
Un cambio necesario
Como sociedad, debemos continuar trabajando en la prevención, educación y sensibilización. Erradicar la violencia de género requiere un esfuerzo colectivo, desde el sistema judicial hasta cada hogar.
Hoy, más que nunca, reitero mi compromiso para seguir alzando la voz, escuchando y acompañando a quienes lo necesitan. Porque no hay lugar para la violencia, y el respeto y la igualdad deben ser nuestros pilares.